top of page

Un Mar de Música y Magia

  • gastroarte2
  • 20 may 2020
  • 12 Min. de lectura

- El aire de los bosques encantados es más ligero, pesa menos, lo cierto es que anhelo respirar la Magia. - Le dije al señor de mi bosque "Solóm", el maestro Ent.

Elfos inmortales que luchaban contra Gigantes y siempre vencían, Unicornios que despiertan sueños y Trolls torpes que acaban presos de sus propias Pesadillas. Me gustaba amanecer envuelta en mi Roble y presenciar cada mañana el resurgir del Fénix, escuchar los cantares burlescos de algún Sátiro bobalicón y pedir consejo a algún Fauno astuto.

- Para poder regresar debes resolver el motivo por el que decidiste marchar- me dijo Solóm- ¿Has avanzado algo?...

- Lo cierto Solóm es que creo que sí. Todos los humanos parecen nacer con un Loro en la cabeza como el que se posó en la rama de mi Roble. Cada vez que intentan avanzar el Loro les dice "cuidado, algo malo puede pasar", no confían en la Vida ni en el Destino y viven presos del Miedo y el Desorden. No se aman Maestro, se sienten mal hechos, y se desprecian. Por este motivo emprenden guerras entre ellos y batallas que poco tienen que ver con las nuestras. En sus luchas hay Muerte y Destrucción. Y todo parece ser por un molesto Pájaro en sus cabezas, un picudo parlanchín que no para de susurrarles la vida del revés.

- Creo que es un gran avance gran Dríada "Tolomea"- me dijo el maestro Ent. Ahora debes averiguar cómo hacen ellos para vivir con ese molesto Ser. Cuando lo hagas podrás volver a habitar tu Roble y convivir con el Pájaro, que ya forma parte de él.

- Eso Maestro creo que va a ser una dura tarea y me va a llevar Tiempo. Y el Tiempo allí no es como el nuestro, su Tiempo nace y muere para siempre con cada Ser. Ellos no entienden de la Eternidad, ni de la Reencarnación de las Almas, ni de la Energía eterna que se transforma. Cuando lloran sus lágrimas son frías, sin esperanza y eso los rompe, como se rompen las ramas de mi Roble cuando se secan.

He conseguido hacer una amiga, se llama Celia, es Violinista y ella parece habitar entre los dos mundos. Cuando toca su Violín puedo danzar con las hadas y jugar con los enanos, cuando deja de tocarlo vuelvo al "Loro de mi árbol", ese dichoso Pájaro que desde que se posó no deja de gritarme todo lo malo.

- Creo que ella puede ser mi Puente entre los dos mundos. Mañana dice que me va a llevar a un curso de "programación neurolingüística", allí ellos, aprenden a ser positivos y a lidiar con la Vida. Eso me ha dicho Maestro, y yo la creo, no por lo que dice, sino porque su Música es tan Mágica como ligero es el aire de nuestro Bosque.

Una mañana bien temprano, aún no había amanecido, soplaba una suave brisa y los sonidos del Bosque comenzaban su dulce Melodía, me desperté, con la llamada de una Voz susurrando mi nombre, con Música incorporada, que hacía aún más maravilloso el entorno. La Magia del Bosque pasaba a todos los habitantes de la misma manera, pero no todos la percibían igual.

El Roble, en el que vivía y que me acogía con tanta amabilidad, también era especial, a través de sus Raíces, podía saber que pasaba en el otro Mundo. El Mundo de los Mortales, ese que tenía Fecha de Caducidad, que el Tiempo es Oro, que el Ego abunda, que la Destrucción es casi constante. Ese sitio con tantas gentes y frío en el que todos tienen una Voz interna que se ha comido las cosas positivas.

  • Señor Solóm, dijo el Roble, - debemos urdir un plan para ayudar a nuestros amigos del otro lado.

  • Tolomea, tengo una encomendación especial para ti, de todas las Hadas que existen en este Bosque, tú eres la única que puedes ayudar a los Seres que viven fuera.

Entonces comenzaron mis idas y venidas por lugares desconocidos y desconcertantes. Los Elfos no existían, los Gigantes no median más de dos metros, los Unicornios se convirtieron en Caballos encerrados en establos, los Trolls eran los pandilleros guerreros y maleantes de la ciudad, mi morada era una pequeña habitación de un ático y como compañeras las palomas.

Mientras Celia se dirigía a clases de programación neurolingüística yo me posaba en su hombro y conversaba con ella, en alguna ocasión, el Pájaro picudo de su Cabeza intentaba sabotear mi enriquecedora conversación, cosa que se hacía imposible, por el corto espacio que existía de su casa a las clases.

  • Buenas tardes a todos, nos dijo el Maestro, hoy quiero explicaros el MIEDO y como combatir sus consecuencias. Parecía muy interesante y las dos escuchábamos sin pestañear. Por un momento algo me llamó la atención.” El miedo es una Emoción necesaria para protegernos del Peligro “.

En mi Bosque no existía, por eso todo era tan especial en aquella clase. Para Celia, era algo común, de muy pequeñita la asustaban con los Trolls o los pandilleros, Destrucción y Muerte. Tras la clase y por el camino, conversando le pregunté, qué conclusión sacó del Miedo, ella muy segura me respondió, tengo que apresarlos y guardarme de ellos, nunca vivir con ellos.

Mientras Tolomea y Celia cambiaban impresiones, lejos, muy lejos de allí, en el Submundo del Maestro Moloh, el Dominador del Miedo, éste se dirigía a su Discípulo Diadoco dándole instrucciones para intervenir en el Mundo de los Humanos.

  • Debes ser astuto Diadoco, con Tolomea no vale la Brujería tradicional, sino que tendrás que tener gran Ingenio para doblegar la Mente de Celia, sin que ella lo perciba. Por eso, nuestra Presencia allí debe pasar inadvertida. Aprovecha las noches, cuando Celia, inundada por sus Temores es más débil. Además, es entonces cuando Tolomea regresa a su Bosque, a su Roble a descansar…

Una nueva Lucha entre el Bien y el Mal se iba a desatar. Tras siglos de relativa tranquilidad, la Tregua que se habían concedido ambos bandos llegaba a su Fin. Así que la nueva Batalla estaba presta a comenzar en el Mundo de los Humanos…

  • Solóm no ha jugado limpio, continuó el Maestro Moloh, - por eso hemos de poner Contrapunto a su intento por acabar con el Caos que reina en el Mundo. - Nos costó mucho Tiempo imponer nuestro Orden en la Tierra para que ahora este Maestro Ent y su Discípula Tolomea lo intenten tirar abajo -. Moloh dio por terminada la charla con Diadoco y le mostró la Puerta de Entrada al Mundo de los Humanos.

Para presentarse ante Celia, Diadoco escogió un aspecto juvenil, el de un estudiante adolescente extranjero, para que así le fuera más fácil llegar hasta ella. Sus amplios conocimientos de Brujería le permitían lograr casi cualquier cosa…

Diadoco apareció al día siguiente por el Curso de Programación Neurolingüística. – Tenemos un nuevo alumno – el Maestro se dirigió con esta frase al resto de Estudiantes, - y quiero dar la bienvenida a Diadoco, que procede de Macedonia...

Celia y el resto de la clase en seguida se vieron cautivados por la nueva Presencia que acababa de introducirse en sus vidas. Además, Diadoco era muy educado y paciente lo que contribuía a ser muy bien aceptado por todo el Mundo.

  • Felicidades Diadoco – Moloh agradecía la buena acogida de su Discípulo entre los Humanos. – Ahora que ya llevas varios días allí, debes penetrar en la Mente de Celia, te será fácil porque ella se muestra abierta a todo lo que provenga de ti.

Moloh estaba satisfecho, pero Diadoco comenzaba a sentir extrañas visiones, visiones que antes nunca había experimentado en el Submundo donde siempre había vivido. Ahora en la Tierra, todas las Disonancias que le habían acompañado hasta entonces se estaban transformando en un Mar de Música, una extraña Música que acariciaba suavemente su Mente y lo iba sumiendo en una profunda Confusión…

Fue así, que, transcurrido un tiempo, Celia al salir de clase, invitó a Diadoco a su casa al día siguiente, para merendar, el aceptó la propuesta con agrado y galantería.

Celia había preparado unas galletas de almendra, receta de su abuela que se le daba muy bien y Té, para agasajar al visitante, deseaba conocerle más y fraguar de ser posible una mayor amistad con él, para hacerle más llevadera la adaptación a su nueva ciudad.

Puntualmente a las 16,45 (hora acordada) sonó el timbre, se dirigió hacia la puerta, no sin antes mirarse en el espejo de la entrada, acomodándose su bella y tupida cabellera, y abrió. Se miraron por unos instantes y la joven lo invitó a entrar. ¡Diadoco traía en sus manos un bello ramo de flores que entregó a Celia, Gracias! le respondió esbozando una sonrisa, que cautivó al joven, Son hermosas! continuó diciendo.

Diadoco había pasado toda la noche urdiendo su plan, quería ejecutarlo a la perfección, además sabía que no había margen de error, el tiempo apremiaba, y por otro lado sentía pánico de Moloh, que no admitiría ningún fallo, conocía de lo que era capaz de hacer cuando no se cumplían sus cometidos, lo presenció en innumerables ocasiones, en ese momento un escalofrió corrió sobre todo su cuerpo, Trolls o Hadas, le era igual, él solo quería la Destrucción y el Caos, relájate, se dijo, mientras se acomodaba en el coqueto sofá.

Con una fugaz pero veloz mirada, observó toda la composición del salón, quedando sus ojos puestos en el violín que descansaba sobre la silla. Fue en ese preciso instante, cuando dentro de su ser, comenzó a percibir una extraña sensación, que nunca antes le había sucedido, una dulce calma… Aunque de manera repentina su instinto, su yo, lo traían nuevamente al odio y al resentimiento. Eran como dos monstruos librando una gran batalla interior, sentimientos confrontados de dos realidades que comenzaban la disputa de un mismo territorio, ese momento fue roto tan solo por los delicados pasos de Celia, trayendo la bandeja de las galletas y el Té. Diadoco se levantó para ayudar a la joven, pero no hizo falta. La tarde transcurría y ambos dialogaban de las clases de programación neurolingüística, el alabó la exquisitez de las galletas, mientras que con delicadeza extrema le daba otro sorbo a la taza de Té. Quiero preguntarte algo, ¿tocas el violín? Celia asintió, y él le pidió si podía deleitarle con alguna melodía, ella gustosamente accedió.

Fue en los primeros compases, donde volvió a percibir en su interior ese pellizco, el recrudecer de la batalla, el bien, el mal, las Notas le iban envolviendo más y más, sus pensamientos volaban a una velocidad inusitada, ¿Qué me está ocurriendo? Debo marcharme, se dijo. Pero no podía, una parte suya quería seguir gozando, deleitándose con la melodiosa música de Celia y su Violín.

Ent, mi maestro, era esa clase de Siddhas, “llenos de piedad” que habían alcanzado un alto grado espiritual, perteneciente a una de las siete clases de Pitris, que dotó al hombre, en la tercera raza, de consciencia sobre sí mismo, cubriéndolo con una robusta corteza física.

Yo me había convertido en su fiel discípula, totalmente obediente a sus indicaciones. Bajo su guía y protección aprendí a canalizar y conducir las fuerzas a las que me encontraba sometida, según su peculiar naturaleza. Esta conducción me llevó a través de experiencias de extraordinaria diversidad y complejidad a adentrarme en las profundidades de los dominios de la Magia. Aprendí a recibir los mensajes del Maestro y a trasmitirlos a sus destinatarios, eludiendo cada peligro y la mala interpretación, en su camino.

Creo que mi nombre, “Tolomea” tuvo mucho que ver con mi afinidad con Celia, en cuanto a la Música se refiere, pues mi nombre pudiera deberse a la procedencia de antepasados melómanos. En definitiva, la Música fue el punto de inflexión por el cual nos hicimos amigas, cuyo lenguaje universal me facilitó dar cumplimiento a las recomendaciones de mi Maestro.

Mi amiga Celia, un Ser a medio camino entre humano y espiritual, era, con su Música, capaz de modular la conciencia con cualquiera de las Siete Cuerdas de la Conciencia Universal y con aquellas cuerdas que se hallan en tensión sobre la caja acústica del Cosmos, vibrando de una eternidad a otra. Escuchar, una y otra vez la Música de las Esferas me envolvía de Magia y entonces, solo y únicamente me hallaba en Libertad completa y verdadera.

La misión encomendada por mi Maestro no iba a ser nada fácil; averiguar cómo hacen los humanos para convivir con sus orgullos y prejuicios, ese “loro molesto” que cada uno carga sobre sus hombros, se tornaba en una tarea ardua solo capaz para pocos, de la que sin duda, la ayuda de Celia fue el nexo perfecto entre los dos mundos, para su consecución.

Moloh, Maestro de las generaciones de la Quinta Raza continuaba extraviado con sus perjuicios y preocupaciones, con pretensiones de las más abstrusas. Situado en el extremo opuesto a mi maestro Ent, a través de su discípulo Diadoco iba a interferir en las debilidades más ínfimas de Celia.

Tampoco Diadoco lo iba a tener fácil, la pesada carga que pesaba sobre sus espaldas, por las presiones de Moloh, se hacían, a veces, insoportables y temerosas, ante las adversidades avenidas en la consecución de los objetivos planeados. Moloh, tenía la incalificable costumbre de enojarse y mostrarse de manera soez con su discípulo, si no obtenía los resultados que deseaba.

Las constantes luchas como fuerza centrífuga entre Tolomea y Diadoco en la Frontera de dos mundos diferentes, eran titánicas. Las puertas entre los mundos se difuminaban entre las brumas y estaban abiertas, según cada cual pensara y deseara.

Al fin, ya acabó todo. He vuelto a habitar mi roble con mi inseparable pájaro del que ya formamos, los tres, un todo, una unidad, viviendo en comunión, gracias en parte, a Celia y su violín de las siete cuerdas.

Comprendí que es difícil que allá en el otro Mundo, la mente humana permanezca enteramente libre de prejuicios, y que con frecuencia se forman opiniones decisivas antes de que el asunto haya sido examinado por completo, desde todos los puntos de vista. El pensamiento del Hombre crea un mundo nuevo a su alrededor, con cada amanecer.

A este lado del mundo se ha comenzado a talar y desarraigar los mortíferos árboles ponzoñosos de la superstición, prejuicios y, vanidosa ignorancia.

Mi Roble, mi Pájaro y Yo somos inseparables señor Solóm, y eso me hace humana. Todo humano tiene un Roble, un Pájaro y un Yo. Ese es el motivo por el que el molesto Loro se posó en la rama de mi Roble y por el que jamás va a marcharse. Forma parte de mi naturaleza.

Soy mitad humana... ¿verdad señor Solóm?... creo que ha llegado el momento de que me cuente mi Historia.

La mañana que usted decidió devolverme a mi Rama tuve una Visión. Estaba sentada en mi Ático, observando las palomas del palomar y de pronto vi llegar a una Paloma que continuamente ronda el palomar desde el cielo. Esa Paloma libre se pasa el día revoloteando sobre las palomas enjauladas. Siempre me he preguntado qué buscaría... esa mañana la Paloma se acercó al palomar y comenzó a buscar el pico de una Paloma de mal pelaje, a la que la Tristeza parecía estar enfermando. Me quedé mirándolas y supe que este mundo es una constante Lucha entre el Amor y el Miedo, el Odio es secundario, el Odio nace del Miedo. Pero el Amor y el Miedo son antagónicos y necesarios, en su equilibrio se mueve el Mundo.

Los Humanos no pueden desterrar el Miedo sólo pueden compensarlo con Amor y que la Balanza siempre se incline hacia el segundo, de esta forma se progresa, se camina, se vuela...

El Miedo es el Loro, el Roble el Amor y el Yo es el centro donde se debe fraguar el Equilibrio. Cuando el Equilibrio se rompe porque el peso del Miedo es excesivo, el Yo se difumina, se convierte en Humo... Desdicha, Tristeza y Sinsentido.

Señor Solóm mi Madre era una Dríada, pero ¿quién era mi padre?... usted lo sabe... y ahora yo también. Mi Padre es el mismo que el Padre de Celia, somos hermanas.

Observando la Paloma recordé como mi Madre rondaba continuamente el Mundo de los humanos, cada día, y cuando no lo rondaba lo pensaba. Ella me contó que mi Padre era un Elfo que fue destinado a servir en otras tierras que los hombres estaban destruyendo y que jamás volvería porque ningún Elfo regresa. No lo entendí, pero jamás quise preguntar, como tampoco me atreví a averiguar porque mi Madre envejecía de una forma tan distinta al resto de Dríadas.

Un día en casa de Celia vi una foto de su Padre, y al fondo de la imagen, difuminada, me pareció advertir una Dríada posada en un Árbol, observándolo, como la Paloma observaba desde el Cielo a su amada enjaulada. Aquella Dríada parecía mi Madre, pero no podía ser.

Otro día Celia me contó que su Padre se enamoró de otra Mujer poco después de ella nacer. Nunca nos abandonó, y nunca supimos quién era ella, pero cada noche caminaba por el bosque sonámbulo gritando su nombre “Heralea” ... y jamás fue Feliz.

Mi Madre “Heralea” se consumía por el Miedo, porque no fue capaz de renunciar a su Vida Mágica por Miedo. Dio la espalda al Amor, y no pudo ser ni Dríada ni Humana, solo era un Fantasma, un Yo convertido en Humo. Mi Padre luchó hasta el último momento, pero la visión de su Paloma, al menos dentro de una jaula le fue negada, y cuando la Esperanza se agotó el Miedo lo mató.

Y yo debo asumir lo que soy con Valentía, devuélvame al Mundo de los humanos señor Solóm. No porque quiera huir de este Loro, que ya apenas me molesta sino porque amo a Celia, y a su Música. Amo las palomas de mi palomar, el pequeño Ático en medio de la nada, amo a Diadoco... sí lo amo.

Debo salvar a mi amado de su horrible señor “Moloh”. Él no es su Dueño, sino su Loro. Diadoco no lo sabe, como no la saben tampoco las personas que se dejan ser poseídas por sus miedos. Hay una gran diferencia entre un Loro parlanchín y un Amo... el Loro te acompaña, el Amo te anula.

El señor Solóm devolvió a Tolomea al Mundo Humano. A partir de ese momento... Tolomea renunció a sus Alas para caminar... y sus pasos fueron como los pasos de cualquier otro Ser Humano... Huellas que el Tiempo borrará. Pero ella lo afrontó con el suficiente Miedo y el abundante Amor como para hacer de su Paseo un “Mar de Música y Magia”.

 
 
 

Comments


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page